domingo, 19 de abril de 2015

320 años de su muerte.

Portada y edición, foto por Julio Bravo.




Texto a Inés.

por Julio Bravo


Izazaga, San Jerónimo, sus sitios con sus nombres, la historia venida en un remolino. Es el otro estado de Juana, por siempre Inés. Tanto tiempo de su muerte y la vuelta a casa. Sus restos, los testimonios, su poesía llena de agua y clarividencia. Cartas, charla y documentos, los tantos días de extrañarla, sin sueño, con nerviosismo, y la agilidad de seguirla siendo lince. Son 320 años los que se cuentan, los que van y vienen, los que orientan y describen a la monja, ilustre poeta, intelectual humanista. Es ella, la amorosa Inés de la Cruz quien siendo avanzada jerónima supo cultivar sabiduría. Conferida al modelo de la oración, la lectura y el estudio. Se configuro contemplativa, nunca desistió de soñar profundo, para despertarse iluminada.

Claudia Parodi lingüista, foto por Julio Bravo. 


El Claustro, aquella universidad con sus antiguos patios y rejas, sus nutridos jardines, es hogar de la dulzura lírica, académica; con su familia de amistosos felinos, invita y atiende con valor incalculable. Ventana abierta a lo culto nos adentra, nos sumerge suave, nos llena de amistad y regocijo. Las palabras y los discursos, ellos todos con la cordialidad y buen sentido. Así, con la misma delicadeza de ir abriendo los ojos, hace constar un libro nuevo. Nos lo presenta con su diálogo a doble tiempo, con la tarea de desentrañar y armar un testimonio más amplio y regordete sobre Juana Inés.

Antonio Cortijo Ocaña autor del libro, foto por Julio Bravo.

Todo comienza con la pregunta, inocente quizá quisquillosa, y de ahí el conjunto de todas sus posibilidades. Cuestión, respuesta, un interminable debatir, admiración, duda y secretos. Sombra y luz proyectándose igualitarias, un libro grave para la seriedad de su templo. ¿Sor Juana sabe latín?, reto y osadía dedicada al contexto del humanismo, la fuente central latina de Inés residía en Virgilio. Juana Inés sabía latín y muchas cosas más. El libro "Sor Juana Inés de la Cruz o la Búsqueda de identidad" de Antonio Cortijo Ocaña, precisa entender a Juana Inés como una constructora, consejera de una nueva y reformada identidad. La monja versada utiliza un mecanismo de continuidad, es decir, el método de un principio unitario basado en el humanismo, todo para dar sentido al nacionalismo de la Nueva España. Lo que origina ser, un retrato más fiel; una re valoración de Juana Inés como una mujer de mundo, altamente letrada. Es indiscutible que se le otorgue lugar en el panorama universal que la hace tanto mexicana como española, tanto americana como europea. Inés es la intérprete más avispada y la mejor, haciendo uso magnífico de su saber cultural, Juana Inés construye una alegoría del nuevo héroe fundador, aquel conocido Neptuno Alegórico.

Sara Poot Herrera académica, foto por Julio Bravo.


Cortijo Ocaña invita a visualizar la preocupación constante de la monja jerónima por su entorno social, por dar peso legítimo a la superación de una cultura, Juana Inés se identifica como testigo y productora de la civilización. Busca Inés dar razón al concepto de nación, sabiendo la culminación del humanismo, ella la más capacitada de su época, recoge la tradición para unificar el mundo virreinal. Juana Inés libre y dotada de ideología escoge la aventura del conocimiento, se sitúa consciente de su propia historia, se va conociendo a sí misma y a todos. Inundaciones y epidemias, nada le hace vacilar, es por descubrir la esencia del ser humano su lucha predominante, su discurso por una teoría literaria, poética, filosófica, Juana Inés es su propio enigma que se descifra.

Sandra Lorenzano  vicerrectora del Claustro, foto por Julio Bravo.

Es una pena que aún no se pueda conseguir el libro en México, tantos estamos deseosos de su lectura. El libro comentado por los demás, nos dispara un sin fin de encuentros viejos y modernos, un libro serio que explora a Inés en un abanico global, el realce de una figura que sigue con vida.

Presentación de la obra y mesa, foto por Julio Bravo.