lunes, 28 de enero de 2013

¡Qué le corten la cabeza!

La mesa de invitados en la presentación Los ojos de la Medusa, foto por Julio Bravo.


La decapitación de Medusa. 

Por Julio Bravo.


La petrificación del instante, es admisible creer en esta postura cuando un suceso terrible o maravilloso nos congela; trocados piedra, estupefactos ante lo increíble, lo inenarrable termina por dejarnos mudos y quietos. Gilberto Prado Galán en su más reciente libro Los ojos de la Medusa centra su inquietud en la decapitación de hombres y mujeres en la historia del mundo. 

Entonces, perder la cabeza es lo último que debería pasarnos a los seres humanos, y es inevitable, es un asunto de todos los días que alguno de nosotros pierda la cabeza, tan fácil es, cuando por motivos que creemos fuera de nuestras manos, el semáforo tarda más de la cuenta, malhumorados le gritamos al de adelante que se mueva. Cuando irritados por las horas de trabajo, llegamos a casa y alguien comete un ligero descuido, gritamos enervados “lárgate de aquí imbécil” solemos perder el juicio, al razonar ya hemos cometido un error que jamás intentamos pensar dos veces. Son algunos ejemplos de situaciones que provocan estar fuera de quicio, la violencia aumenta en nuestra condición psicológica, los ánimos se encienden tan rápido que cuando logramos reaccionar ya es tarde. Ésta es la preocupación de Prado Galán en su libro: la violencia humana y del país, ¿qué está afectando el cerebro del hombre?

Gilberto Prado Galán, foto por Julio Bravo.
La exploración de Los ojos de la Medusa accede desde el mito y la leyenda urbana, la variedad de los lenguajes y las visiones es obtenida por personajes distintos, que en sus contrapuntos lingüísticos, alcanzan a crear un solo monólogo en torno a la decapitación. Utilizando como recurso la variedad de voces Prado Galán sugiere establecer un conjunto de lecturas que arrojen claridad sobre el fenómeno de la decapitación, tratando de acercarse igual al funcionamiento del cerebro. Con esto que pretende el autor en su obra, nos ofrece pensar que la literatura es una gran arma de indagación de la historia universal, la literatura cuenta con la virtud de adentrarse a lo más recóndito del ser, para comprender la bondad y la maldad del hombre. El libro de Prado Galán se convierte en una metáfora del ensayo, una ecuación lúdica que organiza y parte los géneros literarios para que puedan comunicar armónicamente.

En los ojos de la pantera, foto por Julio Bravo.

El autor dice que creyéndose bien alimentado en el terreno de la literatura: por medio de su conocimiento de la poesía, la historia; junto a su formación como psicólogo. El trabajo de Los ojos de la Medusa sería una prolongación de otro libro suyo Los fragmentos del asombro, donde Prado Galán comenta que su escritura pasó de recibir a sus lectores en algún sitio y de corbata a recibirlos en casa y con ropa casual. Es evidente que el estilo del autor que imprime en sus protagonistas que no figuran con nombres propios y únicamente el de de sus oficios, revienta en una eclosión apasionada, los trabajos de investigación en cada uno se hermanan, así: el psiquiatra ensaya; el historiador poetisa; el poeta hace historia; el ensayista practica malabarismos de alta literatura.

La cabeza de Gil, foto por Julio Bravo.

Lo que aparenta ser más valioso en el libro de Gilberto Prado Galán tiene su momento más álgido en, la concientización de la cabeza humana, el capitán de nuestras aguas es el cerebro, la lectura de su libro nos arrebata en cuestionarnos cuántas veces miramos con atención todo lo que rodea nuestra faz. Y también preguntarnos hasta cuando, seguirá rodando la cabeza de los hombres a manos del infame, ladrón, asesino, cobarde; hasta cuándo cesaran los torrentes de sangre.    

Dejando huella, foto por Julio Bravo.

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