jueves, 5 de diciembre de 2013

La rima nunca duerme.

Violadores del Verso, desde Zaragoza ciudad. Foto por Julio Bravo.

Lo viven, lo cuentan y lo riman.

por Julio Bravo.


Tirar a capela en el desierto de un libro, los parpadeos de este sol con enfado, caminar con sintaxis de ruido y coleccionar todo texto grabado. Los entonces hermanos nacieron del trueno. Y cada uno siendo ardiente fogata, fraguaban voz y asonancia. Qué riqueza la del estilo propio, arrebozado Nilo de métrica y sustancia. La virtud iluminando el vicio. Violadores del Verso exquisito tentempié de los oídos.

Kase O, foto por Mafer González.
Que los tempos del rap ya son diferentes, la estructuración es otra. Así, con tal aprecio de la improvisación entendimos la charla, y apenas la palabra tomaba por la boca los hijos de Zaragoza, se extendía el clamor del relámpago, siempre heroica madre suya. Yo preguntaba ante tanto acoso de historia, si la poesía española, tiende ese lazo de generaciones sobre una cultura como el Hip Hop, porque el rapero también es ya poeta. Y que los hay me respondía, al instante que ellos contestaban resueltos. La cofradía tomaba asuntos dispersos, que al termino de cada opinión, conducían su propia carretera al deseo. Si bien la rima es el mayor instrumento del ritmo, el estilo de rapear es caverna de oro. La fortaleza de Violadores reside en el preciso decir de cada uno, las canciones son interpretaciones versificadas de un punto de vista propio, sólo similar en el tema específico. Ahora que avanzamos los pasos del texto, podemos pensar que bendita culpa tiene su naturaleza, porque los temperamentos del hombre también lo son del mundo. Las aguas del valle del Ebro atracaron viejas reticencias de eco, reino de Aragón esculpiste muchachos sanos, casi seca tierra de sombra, casi noche con tormenta de invierno, quince años juntos y a solas, e unión separada vertiste sobre ellos, furia y ventisca. Los amos del Hardcore jamás recrudecen, se les mira igual que su principio, las mismas ganas, el mismo resplandecer de su soliloquio.

Lírico, foto por Mafer González.

No tarde aprobamos que el Vive Latino automatizo las puertas, que la prontitud del festival juntaba los restos del cansancio, un día antes Guadalajara, siendo las cuatro de la tarde y la gente impaciente pisando D.F. Con el compromiso y la percha profesional, Violadores consideraron a otro público; su participación valió esa libertad de juntar a cualquiera que se dignara escucharlos. La ciudad del viento entonces aparecía, sobre el entarimado del Vive: el señor otoño y tren de poesía, convirtió cada rima en un palacio. Y borracho y levantado, Kase O afirmaba que el artista es una bendición como lo es de maldición. Lírico siempre máximo exponente, él que sabe leer los labios arriba del escenario, que caricaturiza a la marquesa, concede un antes y un después, que simboliza la diatriba de una experiencia, ya con el respaldo del grupo, ya en solitario esta guardada la misma pasión. Erosionada roca de mar, así, beodo irredento que pos monedas exhibe diosas desnudas, enorme poso del rey y su cantina. Nos intima el maestro Sho Hai a que vivir para contarlo es la ley.

Hate, foto por Mafer González.
De cualquier manera Violadores del Verso están de vuelta, México los recibe y hartados de esperar tanto, haremos un último intento, pues el sábado se espera una larga marcha por la historia del grupo español, estimadas dos horas donde los clásicos, las versiones nuevas de cada trabajo en solitario, serán expeditas y coreadas por todos. El José Cuervo retumbara con los vicios y virtudes de estos raperos que tumban a media España, las manos irascibles de Rumba, su torbellino de cajas y ritmos, la mano que mece la Vestax, hacedor de prodigios. 

R de Rumba, foto por Mafer González.
             

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