jueves, 15 de mayo de 2014

En casa del tumor.

Presentación de libro en la casa del poeta Ramón López Velarde. Foto por Julio Bravo.


Del delirio más humano.
por Julio Bravo.

Vive en ella el unicornio, la estación del verano; lo que vive es tan cierto que electrifica sus pensamientos. A la vuelta de su rincón más próximo, el cometa planeado por un niño anaranjado con caspa, vuelta de ríos y brazos, caudales donde se estanca la mañana fresca que su boca interpreta. De las planicies el lenguaje converge, situaciones médicas en las que el unicornio de ella, logra rebanar por la mitad y, los sucesos se amontonan como postales en la casa abandonada por el lastre que pone polillas en el madero. Ella y los delirios de un tumor embustero, aquel aparecido de la nada.

Rocío González poeta de Juchitán, foto por Julio Bravo.

Ernesto Lumbreras, foto Julio Bravo.


Neurología 211 de Rocío González se convierte en un raro expediente poético, la pronunciación de la mente inquieta por saber qué hay en el interior de su cabeza. La inevitable búsqueda del intruso, la sinapsis rota y el quedar remendada, con el corte de tajo de astrocitoma. Es liberar un cuento lleno de respiración y voluntad. Para Ernesto Lumbreras es, “la cicatriz: una herida en la boca que pronuncia un salmo”. Todo establecido en ese contacto del poema con la medicina, que para Ernesto iguala al diario de un convaleciente en hospital, relato lírico hacia una vida nueva.

Natalia Toledo, foto Julio Bravo.




La cicatriz en forma de una casita, la hermana serpiente de la poesía, así la nombra con cariño Natalia Toledo y logra que la comicidad de la lectura, obtenga un sabor de fruta juchiteca. Si bien es el acto lírico de Rocío un despojo y afirmación de lo sucedido, es también la ramificación de un movimiento lingüístico que excede y encuentra la naturalidad de la emoción. Es decir, que esto se idealiza como un reclamo de victoria.

Astrocitoma. Foto por Julio Bravo.
“Una noche el éxtasis me engulle, en esa comunión me burlo del destino, un diablo en calcetines me mira fijamente para no decir nada, la gracia es una soga a la que ato mi placer y sólo somos esto: un jardín de órganos sembrando si efímera afirmación”... extracto del libro Neurología 211 que es editado por Trilce ediciones en la colección Tristán Lecoq.

Neurología 211, foto de Julio Bravo.

jueves, 3 de abril de 2014

Teatro para la vida.

El general Mingo y la doncella ponzoñosa. Foto por Julio Bravo.
Envenenados todos.
por Julio Bravo.

Para llegar a un destino los caminos se abren a la vista, existen cortos y largos; estrechos y anchos… algunos permanecen tupidos de espesura. Incluso podemos virar en el atajo más cómodo, pero, es en verdad que ese destino que espera nuestra llegada nos convenga, y, además de todo deba ser cumplido. Eso únicamente podemos saberlo cuando se toma plena conciencia de nuestro ser.

Así sucede en la puesta en escena de La doncella ponzoñosa, una obra que se ampara en el destino, ése que rige la vida tiránicamente y que reclama no presentar la espalda jamás. Sobre un ambiente ancestral, el sufrimiento de un pueblo abatido, acude a la venganza, la cual arde y envenena todo pensamiento hasta pudrir al más sano. Con el odio contenido por generaciones, una madre decide vengarse de aquellos príncipes guerreros despiadados que colman a su gente de miseria y horror. Para fortalecer la venganza, la madre educa a sus hijas, a la más pequeña que es la más hermosa, le alimenta con veneno de alacranes. Para esta doncella su destino sólo entiende terminar con aquellos que destruyeron su pueblo.

Personaje de la obra, foto por Julio Bravo.
Con este trasfondo trágico, la doncella logra identificarse como instrumento para dar la muerte, se concibe intocable, y así mismo desprovista para algún día descubrir el amor, pues todo príncipe que se rinde ante su belleza, al tocarla perece. Finalmente enamorada de un general, la doncella decide no llevar a cabo la venganza, aún así, el príncipe que ama a la doncella poco le importa morir al tocarla, siempre y cuando sea, en el regazo de su amada. 

La obra radica en la provocación, su constante es quebrar ese destino que en ocasiones es atribuido como única misión de vida. Nos invita a la perpetua reflexión sobre ese destino que por aferrado que se encarne, sí puede cambiarse, puede ser destruido con la solidaridad, con la tolerancia, con el amor. Provocadora en su totalidad, esta obra se presenta para un público de niños y adolescentes, ofrece un panorama crítico, alentador, hacia un camino meramente creativo. El lenguaje como su estética, practican un conglomerado de ideas desafiantes. Conformada así en una fantasía épica y sonora.

El bufón Yodo. Foto por Julio Bravo.
La directora Alicia Martínez, foto por Julio Bravo.


El trabajo nunca termina menciona todo el equipo de La doncella ponzoñosa, este se acumula en un proceso evolutivo, cada puesta en escena permite seguir explorando, re-interpretando. Esta puesta en escena maneja el uso de la mascara, es decir que los personajes tienen un rostro y un caminar propio. El actor al cancelar su verdadero rostro, otorga al personaje mucha más potencia interpretativa. Desde el vestuario hasta la iluminación; el dialogo y la música, crean a detalle un mundo impactante, colorido. Es una apuesta teatral que no podemos dejar de ver.

Martín López dramaturgo, foto por Julio Bravo.


Retomando el cuento francés de Richard Garnett, el dramaturgo Martín López Brie escribe una obra que va más allá, la dimensiona, de mano de la dirección de Alicia Martínez Álvarez, también participa la compañía el Laboratorio de la mascara, Yukari Hirasawa y Vladimir Bendixen en la composición musical y con diseños de los personajes por Edgar Saner.


Edgar Saner creador de los personajes, foto Julio Bravo.
Algo que me hace recalcar en la iniciativa de esta puesta en escena es, que no se menosprecia la inteligencia y receptividad del niño, no sucede como el imprudente del metro, que prefiere cerrar los ojos mientras finge dormir. Porque no enternecido por la imagen, deja que la enflaquecida madre sostenga al niño viajando parada, trémula al constante Jesús que despide su boca. Pidiendo con fe que su hijo no se desprenda de sus fatigados brazos. Así como el hombre despilfarra las posibilidades de creer en lo posible. El infante comprende, es inteligente, acertado. Está de más subestimar su entendimiento de las cosas. Para principio si el niño procede a su suerte y su familia es completa, tiene la visión del amor en la pareja que forman sus padres. Ahora bien, toda buena fantasía animada, o escrita, su centro principal se encuentra en la felicidad y el amor. Las caricaturas tanto como los cuentos, son poblados por príncipes, doncellas, monstruos; pueblos maravillosos de seres extraños que su mundo es otro, con otros colores y nombres. El mundo fantástico no podría entenderse, censurando la imaginación. 

La puesta en escena, se presentará desde el 5 de abril al 29 de junio en el Teatro Julio Catillo con funciones sábados y domingos a las 12:30 horas, en el Centro Cultural del Bosque.

Todos juntos, envenenados artistas. Foto por Julio Bravo.

lunes, 27 de enero de 2014

Encuentro de poetas.

Raúl Renán poeta, foto por Julio Bravo.

Entre poetas y el limbo.
por Julio Bravo.

Siempre el fondo… siempre; y es el lucido ropaje que atañe la poesía, corre en sus tantas voces y abre hacia el aire con flecha; hace batir consigo misma a todos los cuervos que lleva dentro. El encuentro con el autor y su voz se enajena de versos que rompen al salir por la boca. En manos de ella, dejamos que el alumbramiento ejerza su expectativa. Se goza a plenitud de un mundo poético, en cada nombramiento se fragua el idilio entre poeta y poema. Aquí es cuando interviene la fonética y el ritmo, esa persecución de tonalidades imaginativas, a la alza de quebrar el cielo.

Miguel Santos poeta, foto por Julio Bravo.
Hunde la mano socavada al silencio, del ramo extiende su fruta. El devenir de la poesía en sus cantaros todos, de río de estanque; trasminada lengua de aluvión y ventisca. Crease uno habitado del tártaro en los rincones sin ruido y lodazal. Las invenciones más bellas no fecundan en avistamientos de águila, el avejentado deseo de la lumbre. Oberturas en apéndice, lápiz, pluma insinuando la blanca garra del titanio. Bebedor rebelde, donde queda la hechura del que lo reside en absoluto. La democracia va por un juego de naipes, trazos al filo alargado de la vista. 

Pensaban esto una corrida de toros, los fermentados caballos de la noche, evocamos el canto poético como función ditirámbica, porque siempre recuerdo que Renán dice: “el poeta se vive todos los días”. Entregados a la atmósfera del placer especulativo, presenciaban el discurso de las voces… esas bocas de la mar y la trifulca. Entre sus nombres los racimos, de la semilla espontanea de su timbre.

La poesía es su río. Foto por Julio Bravo.
Es malabar por igual influirse del decir del poeta, acá en el centro de creación de Xavier, sucede aquello que sólo la poesía recepta. En duros envases de mística tectónica. Un encuentro de edades procura solturas del encuadre. Enardecido al delirio, uno estremece su poeta universal, y el otro inmiscuye su poeta nacional, los dos preocupándose por el dialogo inverosímil del cadalso. Es mi intromisión por la perdida del ojo, avispa que desciende de sigilos y abrochadura. Termine de carnaval la moldura que ha puesto el empeine.

De la mano a la palabra. Foto por Julio Bravo.