El baño de fuego, foto por Julio Bravo. |
Imaginando que.
Por Julio Bravo.
En cada esquina del techo se iban formando telarañas aún más grandes, la vieja pintura se botaba de la pared. El baño de la casa se auto-acondicionaba poco a poco; a ratos parecía que todo terminaría deshojándose, como cuando el fuego va tragando la fotografía, como cuando los cachitos de cenizas caen al suelo. Así se van desprendiendo los pedacitos de pintura, así, uno va imaginado que, aquellas arañas que viven en el techo, un día nos atacaran furiosas y ciclópeas, una gran invasión acabara con nosotros como seres diminutos.
Nada es extraño para la imaginación, tenía yo siete años o menos, cuando el baño de mi hogar se convertía en el vehículo de mis sueños. Recuerdo que en ocasiones entraba en él con una pluma, para entonces ya era un aficionado a los videojuegos y, como buen jugador exigía más. Me sentaba en la taza y comenzaba a intuir imágenes, concentraba los ojos en los pedazos sin pintura, encontraba figuras de hombres musculosos, de castillos terroríficos. A veces sólo miraba a la sirena del cancel; la veía nadar. Casi dominaba la técnica de mis fantasías, la tecnología mejoraba ante mi vista, yo creí imaginar lo imposible. Una tarde, aburrido, fui al baño, apunté los nombres de los personajes que más me gustaban: Wolverine, Batman, Hulk, Spiderman, Spawn, Venom, etcétera. Forme una gran lista en la pared, decidí pues, enfrentarlos…, para los tres años siguientes mi idea se había vuelto realidad. En las maquinitas de la papelería más cercana, X-Men: Children of the atom desplazaba de su lugar imperial a Street Fighter II: Champion edition, mis ojos quedarían deslumbrados. La imaginación continua: mi insistente gusto por mezclar el refresco de cola con el jugo de un limón entero, en mis años de adolescencia finalmente tomó realidad, para el 2005 Coca-Cola decide crear Coca-Cola Limón. A través del tiempo, muchas de mis ilusiones se han cumplido.
Todo esto me hace pensar que un fuerte deseo puede
cumplirse, en el mundo de las ideas todo puede suceder, si lo hemos imaginado,
lo más seguro es que algún día sea real. Por eso hoy quiero especular en que
Hollywood o algún buen cineasta, realice una película basada en la vida y obra
del escritor argentino Julio Cortázar. Para esto, he puesto mi visión en el
actor Vincent Cassel que en su pasada interpretación
del psicoanalista contracultural Otto Gross en el filme de Un método peligroso dirigida por David Cronenberg, la
caracterización de Vincent me hizo creer que se parece mucho a Cortázar. Estuvé analizando varias fotos del escritor y del actor, y sí, existen entre sus
rostros facciones similares, quizá con algunos detalles Vincent puede realizar
un papel excelente, además es francés, -tiene una altura considerable aunque no
suficiente, para lo gigante que era el cronopio Cortázar- sus actuaciones son
muy limpias y artísticas, es sin duda un pertinente candidato, para que los amantes
de la literatura de Cortázar logremos ser beneficiados. Ya vislumbro caminar a
Vincent Cortázar por los callejones de Francia, ver como aquellos autonautas
enamorados, surcaban la autopista que une a Marsella con París. La historia de
Cortázar lo ofrece todo.
El niño atormentado, cuasi campesino; que de día su casa, le ofrecía un jardín para jugar a sus anchas con personajes y paisajes: gente a caballo y lecheros, comerciantes en carretas en un suburbio de Buenos Aires que no estaba pavimentado, que de noche lo atemorizaba por la escasa luz de los faroles y que las mamás de otros niños decían que delincuentes y enamorados pululaban en la oscuridad. El adolescente solitario rodeado de libros, precozmente escribiría una novela y poemas. Lo demás no es difícil imaginar, el Boom Latinoamericano, la edición famosa de Rayuela, un controvertido Cortázar que apoya la causa social, que trata de hermanarse con Cuba, Chile, la visita tan apremiante a Nicaragua. Sin olvidar al Julio enfermo y perseguido por la muerte, los últimos días en la cama de un hospital parisiense.
Esperemos que el tiempo de mi sueño, sepa cumplir muy bien y no tarde tanto, para poder ver en la pantalla de cine el rostro de un hombre que es todos los rostros.