Trío de poetas. Foto por Julio Bravo. |
La poesía es un remedio.
por Julio Bravo.
El obituario silencioso; dispendio de memorias a contra luz. Y todo es permitido en el arrebato de la poesía, ese ir y regresar catapultando lo que fuimos, lo que somos. Pertenencia de mares e incendios que no vacilan, petrifican el instante.
Dana Gelinas. Foto por Julio Bravo. |
Zafra: vieja población medieval de España. Zafra: caña de azúcar cortada por manos
campesinas. Hoy Zafra ya no es ni tierra ni caña, es la cristalización poética,
nostalgia endulzada; consuelo de voces hermanadas. Zafra es un libro de poesía editado por Ediciones Fósforo 2012,
escrito por Jorge Vega (Colima 1966). Esta obra constituye en proporciones decorosas
que, la brevedad es un cúmulo del ayer y del presente. En el que un rito
desaforado arde en la continuidad de la crisis. Donde la poesía es el único [re]medio para la reconciliación y el estado de paz.
Jorge Vega. Foto por Julio Bravo. |
Es natural que Jorge Vega realice el viaje intrínseco, entre
cañaverales, laderas donde el escabroso abrazo del pasado nos acomete. El
tiempo de reunir acontecimientos y darles libertad llega, indudablemente, -como
dice el poeta- cuando la cuestión tilda las emociones. El poeta aborda su
memoria, escribe para ser mejor persona. Como cuando fue niño y pretendía aventarse
al fuego. También con Zafra logra incendiarse
en la elegancia de las palabras, de lo preciso en la percepción del hombre y el
infante que lo acompañan en sus días. Un ranchero que abona los versos, como se
abona lo que será la sacarosa, el ranchero que imagina el mundo.
Poema 7 de la parte La Ciudad:
Llevo días barriendo la hojarasca del patio
quemando la ropa que olvidaron mis muertos.
Limpié los corredores
las habitaciones amargas.
Los cuadernos.
Espero que desciendas Me derrumbes Me derrames.
Vivo solo -al día-, los lapices afilados sobre la mesa.
Nada poseo, ni siquiera la esperanza.
Héctor Carreto. Foto por Julio Bravo. |
Dana Gelinas se refiere a Zafra como un entresijo de poemas que se sitúan en un solo centro. El encanto de este poemario, es la elocuencia
enamorada de un suspiro, una agitación de la realidad de provincia. Viñetas,
tentativas de un soplo que refresque el vivir, sobre muros de reticencia. En la
cucharada de azúcar que nos provocará sonreír.
Poniendo dulce en las hojas. Foto por Julio Bravo. |
Dividido en dos Jorge Vega desarrolla en la primer parte del
poemario, una instigación al ser humano, de reinventar su historia. "Habremos de reinventarnos/ nombrar las calles una vez más, trazar el barrio./ Nada queda sino los muros abiertos/ cuerpos sin zapatos.../ Nada sino este descaro de seguir,/ esta alegría incierta de sabernos vivos." En la
segunda parte, se evidencia que el poeta hace las pases con su padre, con él
mismo. "Papá se alejó dando trancos con sus botas gastadas./ Seguí sus huellas hasta que los escuché cantar/ alrededor de unas botellas."
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