sábado, 18 de agosto de 2018

Mitos y civilizaciones.

El universo de Sumeria. Foto Julio Bravo.


Desde lejana odisea

Julio Bravo

Sencillo: buscando encontraras, el encuentro es hallazgo; quizá por lo menos desentrañar aquello recóndito. Aún en la simpleza de descubrir para obtener evidencias, conocer el mundo y sus complejidades es espinoso, llegar a la verdad junto con sus misterios no es una hoja de papel que se dé la vuelta para seguir averiguando. La sencillez es la decisión irrefutable de esclarecer el arcano.
          Largo ya es lo acaecido durante millones de años en el transcurso del hombre y mujer en este girar de ciclos en la tierra. Poco o mucho se sabe desde el primer día de los tiempos. Hoy, siguen brotando del subsuelo restos, ruinas; artefactos de quienes un día habitaron el planeta.


El autor Zecharia Sitchin una figura de contrastes. Foto Julio Bravo.

La información de la historia universal tiene su propio movimiento; cambia de dirección mediante las distintas interpretaciones de los estudiosos, trueca su destino porque nuevos documentos salen a la luz y entonces hay que reescribir su continuidad. Es decir, se mueve entre traducción, conocimiento general y la propia aproximación del investigador que trata de revelar su secreto. En tiempos modernos existe una actitud incrédula, cuasi innata, puesto que acceder a la esencia más pura de lo ¿qué somos? y ¿de dónde hemos llegado? procede de la dificultad de creencias, de datos y fuentes que de un momento a otro dejan de tener credibilidad.
          Zecharia Sitchin es el hombre, científico, historiador, periodista, traductor; los motes serán invariables para describir a uno de los autores que promovió el creacionismo alienígena o, más conocida como teoría de los antiguos astronautas. Lo único real sobre Zecharia Sitchin es su obra en torno a la civilización Sumeria; escribió muchos textos, su vida fue puesta al servicio de indagar en los supuestos dioses llamados Anunnaki, afirmaba a éstos como los verdaderos seres extra-terrestres, quienes vinieron a nuestro planeta azul por oro, para llevarlo a su mundo Nibiru y poder así, ayudar a que su atmósfera tuviera un equilibrio climático.
          Dioses astronautas, transformadores por medio de ingeniería genética del homínido en Homo sapiens. Aquí nada es y todo sí, debemos ahora, trajinar con pies de plomo. Ésta figura de charlatán a sabio puede suceder de una pisada a otra. Si nos recogemos en la evolución humana, el testimonio es el arma. El mito y el testamento son las fuentes ineludibles de lo que alguna vez fue cierto; estos usos y costumbres de la pre historia podemos referenciarlos como: textos ancestrales, pinturas rupestres, tallados escultóricos en piedra, todos ellos, constituyen un contenido casi fidedigno que en su interior guardan los relatos, las claves; documentos narrativos simbólicos que a través de su codificación representan un suceso histórico real.



Uno de los infinitos libros que hoy en día se descubren. Foto Julio Bravo.
Ingresar a la región de la mitología, de las leyendas y cosmogonía de culturas antepasadas es primordial; la mayor de las  veces, éstas supuestas ficciones arcaicas confieren una comprensión que estriba en las lindes de la realidad. Quién no conoce la prístina batalla de Troya donde Aquileo demostró ser el guerrero más temible de los aqueos. Homero, sería el autor que legó para la posteridad la historia de la Ilíada. La mismísima Biblia, sagrada para sus creyentes, es el resultado de una serie de escritos reunidos de pueblos añejos que se condensan en uno solo. La epopeya de Gilgamesh es un poema de portentosa calidad artística; allí se nos cuenta sobre este rey-héroe similar al Hércules griego, el texto de Gilgamesh está relacionado con las tablillas de arcilla sumerias encontradas en la ciudad asiria de Nínive, actualmente Irak, y en aquellos relatos de milenios pasados el narrador nos habla sobre los primeros moradores de la tierra, sobre el diluvio y demás situaciones que parece ahora, fueron recogidas para re interpretarlas con otros nombres en otras civilizaciones.
          Asimilando las perspectivas aquí expuestas, se vuelve claro percibir una especie de fusión en las crónicas vetustas, es decir, si volvemos la mirada a La epopeya de Gilgamesh, la similitud es cuestión sólo de conjeturar, comparar un argumento con otro, así hallaremos el paralelismo. Ahora bien, vayamos al evento del diluvio, la versión Sumeria dice: Utnapishtim dijo a él, a Gilagamesh: Te revelaré Gilgamesh una materia oculta y un secreto de los dioses te diré: Suruppak [ciudad que tú conoces... en las riberas del Éufrates], los dioses en su interior... impulsaron a los grandes dioses a suscitar el diluvio. Siguiendo el texto, a Gilgamesh le es confesado por Utnapishtim que los siguientes dioses Anunnaki en asamblea exhortaron a Utnapishtim lo siguiente: ¡Demuele esta casa, construye una nave! ¡Desiste de bienes y mantén el alma viva! A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas. El barco que construirás, sus dimensiones habrá que medir. No hay más que atestiguar éste relato y confrontar con el suceso bíblico en el que Dios padre todo poderoso, encomienda a Noé erigir una barca y meter ahí a todos, hombres y animales para preservar la vida y a su pueblo.
          En el El libro perdido de Enki del escritor Zecharia Sitchin, el autor y erudito en lenguas pretéritas, traduce el relato autobiográfico de un dios sumerio, Enki hijo de Anu, el cual pide al escriba Endubsar deje escrito en tablillas la historia que durante cuarenta días y cuarenta noches Enki va a relatar.
          Vamos, si nuestro escepticismo es aún amplio, seguirá siendo la constante que impida creer su veracidad. Entonces, supongamos encontrar la analogía, en lo que ya hemos apuntado, las relaciones entre textos sumerio y hebreo, para poder entender la lectura que Sitchin interpreta de Enki. Ahora bien, Enki se nos vuelve el Dios omnipresente y dador de toda vida en nuestro planeta tierra, por consiguiente Endubsar, el elegido para plasmar en tablillas la información de Enki/Dios, sería en términos representativos Moisés del antiguo testamento. Sin más detalles, estas contraposiciones nos acercan a la verosimilitud. 
         Alejado de concretar la obra de Sitchin como un descubrimiento histórico que podría cambiar la manera de entender nuestra humanidad. Pensemos en la lectura de su libro como otra forma de narrar la creación; un mito alejado de la ortodoxia cristiana o católica. Gocemos el texto de Zecharia despegándonos del puritanismo y, disfrutemos de El libro perdido de Enki como un relato más que demuestra la capacidad de las antiguas culturas para crear memoria.    

Una epopeya más de las antiguas civilizaciones. Foto Julio Bravo.
                         

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