Los sueños de la muerte. Foto por Julio Bravo. |
La ruta de lo visible.
Por Julio Bravo.
“En su perdurar nocturno el espacio
de la oficina se abre prácticamente hacia el infinito, donde el tiempo se ha
detenido en una extensa noche sin tiempo”. Cuando me he
puesto a reflexionar sobre la literatura, siempre termino en eso que dice el
cuento de El hombre de la penumbra, -citado
más arriba-. La soledad y el tiempo, pareciera que conspiran en un oculto
misterio; haciendo que las cosas y los hechos tomen una calidad de secreto que
va coqueteando con nosotros. Considero que los espacios vacíos, incluso los
repletos de algo son una fuente que reluce a los ojos del deseo, es decir que,
un lugar lleno de objetos o desértico provoca descubrir: qué o quién vivió;
cómo y por qué pasó por ahí. Muchas veces las historias se encuentran a la
vista, quizá en una reunión de fin de año entre banqueros o en un desván
amueblado donde curiosamente la marca de un plumón de agua en la pared ha
abierto una grieta enorme. Así pues, deduzco que el arte está en los ojos de
los que en verdad quieren ver, escuchar y oler en su debido caso.
Los
cuentos de Samperio se aman o se odian, cualquiera de las dos situaciones tiene
su encanto e intensidad. Ahora bien, se aman por que es muy fácil encariñarse
de los cuentos; en ciertos momentos los personajes saltan y nos hablan con su
verdadera voz. La historia en ocasiones se nos vuelve tan propia, tan nuestra
que parece que nos arroya la gloria o el sufrimiento a nosotros los lectores. Y
nos resistimos a creer que aquello de lo que somos parte, únicamente vive en
las páginas de un libro, como no recordar con ternura a don Chucho abandonado
por la Gertrudis o con pena ajena comprender a ese Pelón. Pienso que todo esto
es así por la gran humanidad impregnada en ello por Samperio. Otros cuentos los
odiamos por su mordacidad, por su intelectual esencia, por su desorbitada
sinrazón; una locura que nos arremete contra la pared. Acostumbrados a las
películas y algunos libros predecibles, Samperio nos saca de rumbo cuando
quiere. La sagacidad de estos cuentos nos sumerge en el imaginario universo del
autor donde todo es posible y nada es lo que es.
Me
parece que la lectura atinada de Sueños
de escarabajo antología de cuentos, publicada recientemente por el FCE nos
remite a muchas lecturas; a encontrarnos sorpresivas narraciones donde los
personajes se expresan abiertamente. Anhelos y obsesiones se funden para gritar
el reclamo de la inconformidad o la alegría. También existe la música como
proveedora de sueños, sensaciones, delirios; una seducción que nos arrebata a
participar como testigos del cuento. Lo que tampoco puede dejarse a la deriva
es que este libro sólo sea de cuentos, no. En él se encuentran reflexiones
sobre el mundo y el hombre, en la mayoría de los textos vemos reflejada nuestra
sociedad, nuestro comportamiento en diferentes estados emocionales en situaciones
incomodas. “Miras en tu cabeza una cola
a la entrada del museo, cada persona carga una bolsa de recuerdos, de vida
detenida, de pensamientos y sueños, de hechos que se imaginan en vigilia”,
por eso antes decía que las historias están en todos lados, cada ser humano
tiene un cuento –que deba ser contado o no, es diferente-, pero la realidad es
que leer nos humaniza y nos hace libres.
“Esta tarde quiero meterle el abrelatas a mis palabras, abrir de cuajo esta
vida que cargo hace tantos años, y todo para descubrir detrás de mis frases esa
otra manera de seguir viviendo, de sobrevivir, de morir”. Esta cita da paso
al cuento de Otra casa, acaso no
hemos pasado por esto; cuando sentimos la derrota del ayer entendemos lo que
fuimos y sabemos que en el interior se encuentra ese otro ser. Lo que me viene a la mente ahora mismo es ese poema de Neruda
donde al igual que Samperio, los versos interiorizan al hombre a no renunciar. Escribí,
escribí sólo para no morirme. Entonces la labor del cuentista no sólo
se basa en contar una historia, sino también para alimentarse; creer que las
palabras siempre nos rescatan de la perra vida. Pero no todo es desgracia y
desamparo, igual lo cómico, la ironía de lo vivido toma su disfraz de chiste,
sarcasmo que nos convierte en bufones. Las múltiples aristas que Samperio
genera en sus páginas son confortables, hasta podría sumarse una lectura de
teorización del cuento, confió que algunos secretos de la escritura
deliberadamente los comparte Samperio.
Como
ya dije, es muy fácil perderse en el mundo de Samperio. Por experiencia asumo
que no del todo. En la vida diaria uno se encuentra varado y sin entender nada
todo el tiempo, en cualquier lugar; ¡a poco no!, respóndanse ustedes, no sería
increíble permanecer atrapado en el relato de la literatura. Vivir rodeado de
esa dimensión donde dragones violetas vuelan sobre nuestras cabezas, como lo
hiciera una mosca mientras comemos.
Nota:
Las citas marcadas en negritas, fueron tomadas del libro Sueños de escarabajo antología de cuentos y el verso de Pablo
Neruda de su poema Oda a la envidia.
La muerte también sueña. Foto por Julio Bravo. |