lunes, 5 de agosto de 2013

Tres veces María.

Rap de culto, foto Julio Bravo.

Original rap Ibérico.

Por Julio Bravo.


La mala, la buena… más bella que nunca después de los treinta. Bruja de composición versátil, se mantiene escribiendo con la vara mágica del verso libre, muy a pesar del moño violeta con el que anuda la rima. María se resuelve de simplezas y conflictos, desenvolviendo siempre lo que piensa, en el enfrentamiento de la verdad. Así, dicha a la manera cojonuda, igual que a la manera dulce.


Reina tornasol, foto Julio Bravo.

Utilizando la manía del que pretende humor filosófico, hágase el rayo crocante y a la brevedad del estallido, recojamos el “juicio kantiano” para desprender a esas tres marías de una sola. Recuerda usté, aquel... el continuo otro, la lírica de Tambalea que dice: “… si llora berrea, si quiere gerrea…”, la Mala jamás duda de su actuar. Antes de llegar a estos versos, surgen: “… ella no planea, ella lo tantea. Una mujer de su casa a sus tareas, ella no ronea, ella acarrea…”. Es aquí cuando con excelente fuego, los fundamentos bullen entre acentos, comas y puntos. A modo de discrepancia el discurso de María ofrece voces de mujeres internas. Existe una emancipación espontanea de sí misma, un ir y venir en la develación constante del Yo.



Luz entre tiniebla. Foto Julio Bravo.


Conocen bien a María Rodríguez Garrido, si atendemos al juicio de Jodorowsky en su libro de “Psicomagia” sobre el nombre dado a cada ser humano en su nacimiento. Entendemos que de esta forma, se nos confiere una correcta alienación de identidad, es decir que, nuestro nombre propio rige como fuerza poética del simbolismo. Ahora bien atendiendo el resultado, una de las marías más famosas es la de la Biblia la Virgen María y en ella también encontramos tres: La santa, la madre… finalmente la más llorona, portadora de la vida y muerte de Jesucristo. Seguramente todo comienza a pintarse de una sarta de colores insensatos, algunos comenzaran a morder la intriga. ¿Qué demonios pasa?, permitan aleccionar sin mediocridades. La explicación más sensata se dirige a través de que nuestra María moderna contiene en ella la grandeza de su nombre, claro que estos hilos que convergen en los tiempos, sitúan las uniones entre esta y la otra. Nuestra Mala María se convierte en progenitora de un rap extranjero, lo toma y lo hace suyo, en segundo, la Mala María se identifica como la voz que intercede ante el silencio de algunos, en tercera, María confirma que el rap es cosa de mujeres como de hombres, siempre en monólogos de lo que la mujer tiene que decir.

Mala María. Foto Julio Bravo.

Lo que no tiene duda es que no importa cuantas marías pesen sobre su nombre, la Mala Rodríguez rompe esquemas, la única brujería que ejerce es la de la superación, en cada entrega se mejora, refuerza las bases de genialidad. Canta, entona, grita, rapea… se vuelve feliz, embriagadamente loca de rabia envuelve al mundo que es corazón y galaxia del sueño vivo.

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